Los Bahá’ís ven a los jóvenes como el tesoro más preciado que puede poseer una comunidad. En ellos están la promesa y la garantía del futuro. Sin embargo, para que esta promesa se cumpla, los niños necesitan recibir alimento espiritual. En un mundo donde la alegría y la inocencia de la infancia pueden ser vencidas con tanta facilidad por el deseo agresivo de fines materialistas, la educación moral y espiritual de los niños asume una importancia vital. Si estamos plantando unidad en todo el mundo, ningún lugar podría ser más fructífero que el fértil invernadero de una clase para niños: un espacio seguro y alegre donde los niños pueden aprender sobre sus propias almas y sus roles en el mundo, y el concepto de la unidad de toda la humanidad puede ser sembrada, regada y cultivada.
Los Bahá’ís crean clases para niños basado en este mismo concepto. No son clases al estilo de un salón de clases; son un espacio estructurado, gratuito para todos, que fomenta el aprendizaje, la comunicación y la unidad interracial, interreligiosa e intercultural.
El Objetivo de las Clases Bahá’ís para Niños es nutrir los tiernos corazones y mentes de los niños ayudándolos a desarrollar cualidades espirituales y los hábitos y comportamientos que constituyen los atributos esenciales de un ser espiritual. Los maestros de las clases bahá’ís de niños son voluntarios, a menudo jóvenes o adultos que viven en el barrio donde se ofrecen las clases. Ven la enseñanza de las clases infantiles como un servicio a ofrecer a las generaciones más jóvenes, quienes pronto heredarán el progreso espiritual y material de su comunidad.